O dicho de otro modo, nunca podremos decir “¡Ni Una Menos!” si no contamos con que la interrupción voluntaria del embarazo sea legal, libre, segura y gratuita. Esta es la conclusión que debe sacar cualquier analista político que quiera leer en profundidad este movimiento feminista, que tiene una dinámica horizontal que no entiende de especulaciones políticas y que pone la agenda de las mujeres en el centro de la discusión pública.
3 de Junio 2015. El frío aprieta y la noche se asoma en la ciudades más australes de Argentina, mientras miles de mujeres marchan en más de 80 localidades diferentes. Miles de desconocidas reclaman a los hombres que dejen de matarnos y señalan que el Estado es responsable. Chiara Páez camina con nosotras, como lo hacen cada una de las mujeres asesinadas por el patriarcado. Estamos en el centro de la escena. Ahora sí, nos ven… Despertamos. Empezamos por los básico, ya nada va a ser igual. En muchos casos no nos conocemos, pero nos reconocemos en todas las miradas. Tenemos rabia, porque estamos hartas. Pero lo que nos motoriza es el amor y lo que nos une es la empatía. Vamos por todo.
3 de Junio 2018. El frío vuelve a amenazar con desarticular la actividad. Pero el frío es masculino y es tiempo de mujeres. Otra vez volvemos a marchar. Hay familiaridad en muchos de los rostros que concentran en la Biblioteca Popular Sarmiento, somos compañeras de lucha. Hay caras nuevas, sobretodo adolescentes, porque el futuro es feminista. Hay hombres que acompañan desde atrás, porque las protagonistas somos nosotras. También hay hombres que se quedaron cuidando a las niñas y niños. Y hay una consigna clara: #AbortoLegalYa.
En 2015 nació el movimiento #NiUnaMenos como una pulsión de las mujeres hartas de la violencia extrema. Reclamamos algo básico: basta de matarnos, dejen de violarnos. Y este espacio cuya dinámica horizontal y su lógica transversal basada en la sororidad escapa hasta al más lúcido de los politólogos, le dio forma a los reclamos y del “no nos maten” derivamos al “aborto legal ya”. Y queremos todo: paridad en los lugares de decisión, igualdad de oportunidades de ascenso en nuestros trabajos, paridad en la distribución de las tareas domésticas y cuidado de personas; decimos basta a los techos de cristal y a los pisos pegajosos. Señores, que quede claro: vamos por todo.
El domingo en Ushuaia, como en diferentes lugares del país, las mujeres marcharon reclamando al Congreso Nacional que apruebe el proyecto de despenalización del aborto que está siendo discutido en ese ámbito y que es -sin dudas- una de las grandes deudas de la democracia. La Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito tiene 13 años. Es la séptima vez que se presenta en la cámara baja. Ya va siendo hora de que los y las parlamentarias recojan este grito. Nos lo deben. Y no es porque un presidente haya habilitado el debate, como tan arbitrariamente hemos escuchado decir a algunos dirigentes políticos que le temen al debate. Nos lo deben, porque hace años que exigimos esto con los cuerpos en la calle, con la voz en los micrófonos, con las letras en las noticias, con el alma en la lucha.
El futuro del proyecto en el Congreso en incierto. Desde diferentes sectores están “poroteando” los votos. En caso de sortear la cámara baja, dicen que la discusión en la Cámara de Senadores será más hostil aún. Las campañas de quienes se oponen a la iniciativa -como la Iglesia- son cada día más feroces. Nada de eso importa, porque lo que parimos ese 3 de Junio de 2015 no para y las mujeres no vamos a dar ni un paso atrás.
Luz Scarpati
Fotos: Guillermo Agüero
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