Alrededor del mundo se desayuna y almuerza en horarios bastante parecidos, pero si hablamos de la cena las diferencias son grandes.

Tal vez porque fuimos una colonia de España que nuestros horarios alimenticios se parecen (España es el país de Europa que más tarde come), o porque nuestra jornada laboral se extiende hasta altas horas del día, pero lo cierto es que alrededor de todo el mundo, Argentina es uno de los países en los que se desayuna más o menos parecido al resto pero después todo se atrasa.

La licenciada en nutrición Jesica Lavia sostiene que si bien el horario es importante a la hora de irse a la cama, la clave es el tiempo que pasa entre que cenamos y nos acostamos. ” Desde el punto de vista nutricional no existe una hora fija ideal para cenar. En realidad dependerá del horario en el que cada uno se va a dormir, porque lo importante es darle tiempo al organismo de metabolizar esa última comida del día”, sostiene.

Lo recomendado, asegura, es dejar pasar al menos dos horas entre que cenamos y nos metemos en la cama. “La idea es hacer una buena digestión antes de que el metabolismo entre en fase basal”. Dicha fase es el gasto energético diario mínimo en el que entra el cuerpo cuando duerme. Las 21:30 horas es el horario general en el que se cena en nuestro país, si a eso le sumamos dos horas mínimo, deberíamos meternos en la cama a las 23:30 horas aproximadamente.

Los y las nutricionistas repiten dicha frase una y otra vez, porque es clave a la hora de tener un buen funcionamiento del sistema digestivo y buen rendimiento respecto a la energía que el cuerpo recibe y necesita para su buen descanso está en cenar livianito. “Cuanto más abundante es la cena más tiempo necesita para ser digerida. Por eso siempre se recomienda cenar liviano”, aconseja Lavia y nos da algunos tips para poder conseguir una buena cena pero, a su vez, un buen descanso.

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