El 1 de agosto de 1991, el Gobierno nacional de Carlos Saúl Menem sancionó la Ley 23.996 que benefició a los usuarios de las provincias del sur de la Patagonia con la exención del Impuesto de Transferencia a los Combustibles (ITC), gravamen que durante esa década permitió que hubiera una diferencia de casi el 50% en el valor de la nafta y el gasoil con el resto del país.

Dieciséis años después ese beneficio casi desapareció y según afirman diversas fuentes -entre petroleras, legisladores y cámaras de distintos rubros-, con la sanción de la reforma tributaria que impulsó el gobierno de Mauricio Macri, que fue promulgada ayer, la diferencia será aún menor.

Es que a corto plazo se producirá un aumento en los combustibles que en la Patagonia afectará principalmente al gasoil por encima de la nafta.

Durante la última semana, el senador Mario Pais advirtió que “el proyecto introduce una modificación muy significativa y perjudicial, ya que se elimina casi en su totalidad la exención hoy vigente sobre el ITC para el consumo de combustibles en la Patagonia”. Y explicó que a esa “eliminación de la exención, hay que añadirle el impacto del nuevo impuesto que se crea sobre el dióxido de carbono, aplicable en todo el país, sin exención alguna para la Patagonia”. Su par, Alfredo Luenzo, en sintonía, admitió en los últimos días que “el ministro (Nicolás) Dujovne negó la posibilidad de una reforma tributaria diferencial que beneficie a la Patagonia y aconsejó a Chubut a que baje el costo fiscal y diversifique la explotación de sus recursos naturales”. CAMBIOS QUE AFECTAN AL BOLSILLO En la práctica, según un informe al que tuvo acceso El Patagónico, el aumento que se dará en el corto plazo en los combustibles se producirá principalmente por tres variables.

Las primeras dos son la creación de un impuesto sobre el Dióxido de Carbono y las modificaciones al Impuesto de Transferencia a los Combustibles que dejará de estar determinado por una alícuota aplicable sobre la base imponible y pasará a ser un gravamen de monto fijo, actualizable trimestralmente por el IPC (Índice de Precios al Consumidor). Es decir que cuando los componentes que conforman los valores de las naftas y el gasoil aumenten, los impuestos bajarán; y viceversa cuando ocurra lo contrario.

El tercer factor es que la reforma tributaria eliminó las exenciones para el gasoil y solo se mantendrán en las naftas, por lo que el gasoil, diésel oíl y kerosene deberán pagar un monto reducido que representa la mitad de lo que se tributará en el resto del país.

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