Matías Kulfas, economista e integrante del equipo de Alberto Fernández, era un desconocido hace unos días atrás para la sociedad fueguina, hasta que en las Primeras Jornadas Financieras y Monetarias Heterodoxas, se metió con el corazón de Tierra del Fuego; la industria electrónica. En su alocución tiró un par de frases que los candidatos de los partidos opositores al Frente de Todos no tardaron un segundo en aprovechar.

“Lo que más falencias tuvo en el período 2003-2015 fue la política industrial”, dijo Kulfas, más tarde detalló: “importar las partes para ponerle acá un tornillo y venderlo terminado no es una política industrial de sustitución de importaciones”, por último fue más directo: “El régimen de Tierra del Fuego puede ser una política de empleo, una política territorial, pero como política industrial no funcionó”. Qué fuerte tío. Pero, también, bastante real.

El subrégimen industrial no es sólo la Ley Nacional 19640, más bien es un complejo entramado de decretos y resoluciones que afectan a la industria fueguina, todavía endeble.

Alejandro Lanusse como presidente de facto fue quien emitió la ley que moldeó la actividad productiva de Tierra del Fuego AIAS por 47 años. Los argumentos que motivaron al militar a implementar esta normativa fueron “la peculiar situación geográfica extremadamente austral de los territorios involucrados y sus consecuencias directas en materia de relativo aislamiento, condiciones de vida y grado de actividad económica y su desarrollo que en gran parte mantienen en la actualidad”. Una política territorial, de estrategia geopolítica, en un contexto beligerante, que buscaba poblar la provincia más austral -y más grande- de Argentina.  

La ley estableció una serie de beneficios impositivos para incentivar la actividad productiva en la Provincia, lo que derivó en la sucesiva generación de puestos de trabajo y un crecimiento demográfico superior al promedio de muchas regiones del país.

El 4 de Abril de 1995, bajo la presidencia de Carlos Menem, quedó delimitado el subrégimen industrial, que comenzó a direccionar la actividad productiva hacia la electrónica a través del Decreto 479/95 que reza en su primer artículo: “Las empresas industriales radicadas al amparo de la Ley Nº 19.640 mediante la presentación de proyectos podrán solicitar la sustitución de productos fabricados con los beneficios del marco normativo actualmente vigente, los que tendrán validez hasta el 31 de diciembre del año 2013”.

En 2003, con Eduardo Duhalde en el sillón presidencial, otro decreto se sumó a la configuración del subrégimen: el 490/2003, que amplió la posibilidad de que nuevas empresas se sumen a la actividad productiva fueguina. Finalmente en 2007, el Presidente Néstor Kirchner emitió el Decreto 1234/07 que prorrogó el marco jurídico establecido en los decretos anteriores.

A partir de las declaraciones de Kulfas, varios actores políticos salieron a aclarar o a enfatizar sus dichos en función de la conveniencia electoral. Por ejemplo, Pablo Blanco, candidato a senador por Juntos Por el Cambio, reprochó la falta de respuesta de los referentes políticos del espacio Frente de Todos: “la verdad que hoy no los veo a los principales referentes del kirchnerismo, y hasta a los candidatos de Alberto Fernández en la provincia repudiando esos dichos, ni rasgándose las vestiduras”, como lo hicieron en otras oportunidades con referentes de Cambiemos.

Por su parte, el actual ministro de Industria, Ramiro Caballero, repitió el discurso que sostiene desde 2016: Con esfuerzo y trabajo, demostramos que podemos ser competitivos, vamos a llevar una carpeta y vamos a discutir todo lo que tengamos que discutir.

Además, Gustavo Melella, que se define dentro del armado de Alberto Fernández, anunció que se reunió con Kulfas, la conversación debe haber sido más o menos así: Cuchame una cosa Mati, no podés decir estas cosas. Por comunicación oficial se tradujo así: “trabajaremos en conjunto para conseguir la ampliación de la matriz productiva de Tierra del Fuego”.

Diversificación del régimen industrial, ampliación del subrégimen. Son frases que suenan hace años. Y hace años que Tierra del Fuego AIAS, pelea por sostener un esquema industrial, complejo y profundamente discutido por diferentes sectores. Hay diversos problemas que presenta este sistema y uno tiene que ver con la cantidad de dólares que demanda. Argentina necesita de forma permanente de la divisa estadounidense, o para crecer o ahora para pagar deuda.

En 2016, y según un informe del Ministerio de Hacienda, las 30 empresas fueguinas de electrónica realizaron importaciones por 2.680 millones de dólares, explicadas principalmente por los componentes, partes y piezas. Las compras externas de la cadena en Tierra del Fuego AIAS representan un 5% de las importaciones nacionales. Mientras que lo que aporta la provincia a las exportaciones nacionales es bastante menor: 0,5%, y los productos están vinculados con la pesca y la industria hidrocarburífera.

El subrégimen es, sin lugar a dudas, una política que busca consolidar el territorio argentino en su vasta extensión. Además forma parte del corazón económico fueguino, motorizando empleo, tecnología, conocimiento y capacidad instalada en la provincia. Pero es insuficiente en un largo plazo sostenido en el tiempo. Y como miles de familias dependen del conjunto de normativas que hacen a la industria local, la discusiones futuras deben ser serias, profundas y sin chicanas mediáticas.

Luz Scarpati

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