Según un estudio, Latinoamérica es la región que ha experimentado la mayor reducción de humedales a nivel mundial. Se trata de ambientes que, entre otras cosas, almacenan agua, protegen los suelos, sustentan la agricultura y la pesca y mitigan los efectos del cambio climático. La mitad de los humedales del mundo son turberas y Tierra del Fuego alberga el 95% de las turberas de nuestro país.

La convención de Ramsar, la cual promueve la protección a nivel mundial de los humedales, incluye dentro de esta definición a pantanos, turberas, llanuras de inundación, estuarios, ríos y lagos, marismas, manglares y praderas de pastos marinos, además de arrecifes de coral y áreas marinas poco profundas. Estos ambientes naturales se cuentan entre los medios más productivos y diversos del mundo, almacenan y depuran agua, recargan los acuíferos, sustentan la pesca y la agricultura, protegen contra la erosión y los efectos de tormentas costeras y dan sustento a grandes concentraciones de especies de aves, mamíferos, reptiles, anfibios, peces e invertebrados.

Los humedales cubren el seis por ciento de toda la superficie terrestre y consisten en diferentes ecosistemas que están permanente o estacionalmente húmedos, como los manglares y salares. Éstos funcionan como esponjas, absorbiendo agua durante la temporada de lluvias y liberándola lentamente durante los periodos secos. Los humedales también estabilizan los climas locales, purifican el agua y proporcionan alrededor de 25 por ciento de los alimentos que consumimos, incluyendo carne, arroz y pescado.

La mitad de los humedales del mundo son turberas y en nuestra provincia contamos con grande extensiones de ellas, las que, entre muchas otras cosas, cumplen un rol fundamental en la regulación climática ya que son los depósitos que contienen más carbono en menos espacio en las zonas terrestres. Aunque solo cubren el 3 % de la superficie terrestre del planeta, almacenan más carbono que toda la biomasa de los bosques de la Tierra.

Según los datos preliminares de un estudio llevado adelante por investigadores del Centro Mundial de Monitoreo de la Conservación de Naciones Unidas, Latinoamérica ha experimentado la mayor reducción de sus humedales naturales a nivel mundial entre 1970 y 2015, con un declive de 59 por ciento de su superficie. A nivel global mermaron en 35 por ciento en ese período.

El estudio se llevó adelante sobre una base de 2130 registros de cambios en humedales a lo largo del tiempo. Según los datos analizados el ranking de perdida de humedales liderado por América Latina, es completado por África, con un 42% de disminución, Europa con un 35%, Norteamérica con el 17% y Oceanía con un 12% de perdida.

La pérdida de humedales responde principalmente al impacto antrópico, como la contaminación, la expansión de las fronteras agrícolas, el crecimiento urbano y el calentamiento global. La disminución de los humedales afecta la provisión de agua potable, la regulación del clima, drenaje de aguas de lluvia y mitigación ante eventos naturales extremos, como inundaciones fluviales, tormentas costeras y maremotos.

Los humedales juegan un rol fundamental en la lucha contra el cambio climático, ya que aumentan la capacidad de resistencia de las comunidades humanas frente a los efectos del calentamiento global. Constituyen barreras contra la subida del nivel del mar y las mareas de tempestad y reducen el impacto de las inundaciones, las sequías y los ciclones. Los humedales también desempeñan una importante función en la mitigación, ya que son los sumideros de carbono más eficaces del planeta. En este sentido las turberas juegan un papel protagónico ya que son las responsables de absorber el 5% del total de las emisiones de efecto invernadero.

Cerca del 95% de las turberas de Argentina se encuentran en Tierra del Fuego. En la ciudad de Ushuaia se encuentra el sitio Ramsar Glaciar Vinciguerra, que brinda protección a todas las turberas y cursos de agua asociados. Un gran porcentaje de las turberas de la provincia se concentran en el extremo oriental de la isla, en la región de Península Mitre, zona que a pesar de décadas de trabajo y reclamos, aun continúa sin protección. En cercanías de Cabo San Pio, punto más austral de la isla, se concentran las turberas de astelia, de características únicas.

Pesa sobre la Provincia de Tierra del Fuego la responsabilidad de proteger del deterioro a estos importantes reservorios de agua debido a que sus servicios ambientales cumplen un rol fundamental para el planeta y la vida sobre él. Estos ecosistemas no deberían planificarse como áreas de expansión urbana o ser intervenidos con ningún tipo de infraestructura que atente contra sus propiedades y su correcto funcionamiento. En vista del estado actual de los humedales en nuestro continente, las decisiones que se tomen sobre las turberas deben realizarse priorizando por sobre cualquier otra cuestión su protección absoluta.

 

Abel Sberna

Fuente: scidev.netramsar.org
Fotografías: Abel Sberna

 

 

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