Argentina cuenta con gran cantidad de reservas y parques provinciales a lo largo de todo su territorio. Muchos de estos sitios aprovechan sus recursos naturales, paisajísticos y culturales para impulsar actividades que redundan no solo en conservación, sino también en el desarrollo productivo y económico.

En un mundo cada vez más urbanizado, sobre el cual pesan los efectos del cambio climático y el deterioro del ambiente natural y la biodiversidad, las reservas naturales, áreas protegidas y parques nacionales y provinciales cumplen un importante rol en la conservación del ambiente. Argentina es un país de gran extensión territorial atravesado por una gran variedad de biomas que van desde estepas desérticas hasta exuberantes selvas, pasando por bosques, montañas, glaciares y costas marinas. El país cuenta con una amplia red de áreas protegidas que crece día a día.

Los parques provinciales son un buen ejemplo de cómo estos santuarios de naturaleza pueden, al mismo tiempo que preservar su riqueza ambiental, representar una fuente sostenible de empleo y desarrollo al tiempo que posibilitan a la población un contacto directo con la naturaleza, fomentando su cuidado y aprovechamiento respetuoso. Tierra del Fuego se encuentra en la recta final de la creación de una nueva reserva natural, el Parque Provincial Península Mitre.

El patrimonio natural y cultural que albergará permitirá el desarrollo de innumerables ofertas turísticas que fortalecerán la industria del turismo de nuestra provincia. Realizaremos un repaso por dos parques provinciales que son un claro ejemplo de cómo la conservación y el desarrollo de actividades turísticas pueden ir de la mano.

Parque Provincial Aconcagua

Ubicado en la provincia de Mendoza, éste parque creado en 1983 abarca 71.000 hectáreas de ambiente natural de la cordillera de Los Andes, dentro de las cuales se da protección a una vasta biodiversidad y a grandes reservas de agua contenidas principalmente en imponentes glaciares. El Cerro Aconcagua, el más alto del hemisferio sur con sus 6962 metros de altura, es el principal atractivo del parque, siendo el principal punto de encuentro de andinistas de todo el mundo.

Dentro del parque se pueden realizar trekkings que van desde breves paseos de dificultad sencilla hasta caminatas que duran varias jornadas. La actividad estrella es el ascenso al Cerro Aconcagua, reservado a andinistas experimentados.

El turismo representa una importante actividad dentro del parque, siendo aprovechada por diversas agencias especializadas y generando empleo para cientos de guías de montaña que se distribuyen a los más de 6000 visitantes anuales que recibe el cerro. Además de esto, el parque genera sus propios fondos a través del cobro de permisos de acceso diferenciados por nacionalidad del visitante y por actividad a realizar.

Parque Provincial Copahue

En 1937 se crea la Reserva Nacional Los Copahues, posteriormente es cedida a la provincia de Neuquén y finalmente el 28 de febrero de 1963 se crea el Área Protegida Provincial Copahue. Se trata de la mayor área protegida del Neuquén. Sus 28.300 hectáreas son una peculiar muestra de la naturaleza andinopatagónica.

Y no sólo por las fumarolas, olletas y lagunas termales que humean en el faldeo nororiental del volcán. También ampara los bosques de araucaria más septentrionales de la Argentina y mallines de altura que permiten la regulación hídrica y, por tanto, la disponibilidad regional de agua potable. Dentro de este parque se desarrollan importantes actividades que aprovechan los recursos naturales de forma sostenible, explotando principalmente las bellezas paisajísticas, la nieve invernal y las aguas termales de la región, siendo este uno de los principales atractivos del parque.

El complejo de aguas termales de Copahue es uno de los tres centros hidrotermales más importantes del mundo y es visitado por miles de personas cada año. Durante la época invernal el ski es una de las actividades principales que se desarrollan dentro del área protegida.

Península Mitre cuenta con un gran potencial para el desarrollo de actividades que significarían la creación de nueva oferta turística, fuentes de trabajo y desarrollo sostenible, al tiempo dar efectiva protección a los recursos que alberga la región. La implementación de un tarifario de accesos permitiría que el área cuente con recursos económicos para solventar la creación de infraestructura de uso y su mantenimiento. Los ejemplo citados son solo una pequeña muestra de cómo la correcta gestión y aprovechamiento de los espacios naturales pueden representan un gran nicho para el desarrollo económico de una región.

 

Abel Sberna

 

 

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