En el extremo sureste de la Isla Grande de Tierra del Fuego está la Península Mitre. Fue llamada así por el ingeniero rumano Julio Popper (acusado de participar del genocidio selk´nam), con el fin de obtener ciertos beneficios por parte de Bartolomé Mitre. Este señor, que llegó a la presidencia de Argentina sin legitimación democrática y obtuvo todos sus cargos de forma violenta y fraudulenta, no tuvo ninguna relación ni nunca visitó la zona. Además, su nombre está vinculado con el exterminio del pueblo paraguayo y con reiteradas masacres de sectores populares del interior del país.
En este rincón alejado del mundo, donde las condiciones naturales lo han mantenido durante largos siglos resguardado de la ambición y la saña criminal de los emprendedores capitales, habitaron los Haush. Como el resto de las etnias del archipiélago, este pueblo fue víctima del genocidio aborigen, y en la actualidad es poco lo que se conoce sobre ellos. ¿No es un agravio a la memoria de los masacrados que la península lleve el nombre de Mitre?
Estas reflexiones hace Roberto Hilson Foot, en su interesantísimo artículo Propuesta de cambio de nombre de la Península Mitre por el de Península Haush. Recuperación histórica de una toponimia que honre la memoria del pueblo originario que habitaba ese territorio, publicado en la página Estudios patagónicos.
En este texto nos invita a pensar la toponimia como un dispositivo de lucha a favor de la historia y la memoria. No podemos cambiar lo que pasó, pero podemos no ser cómplices de la masacre que sufrieron los pueblos americanos. Reemplazar el nombre de la península puede servir para homenajear el recuerdo del pueblo Haush y que el dolor de su destino no sea olvidado.
Ingresen, lean y compartan, que hay mucha información y reflexiones sumamente interesantes en esta nota y en otras de la misma página.
Fede Rodríguez

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