Por pura curiosidad me puse a navegar por internet con el fin de averiguar cómo se celebra la Navidad en otros lugares del mundo. Allí encontré cosas realmente llamativas como que en Caracas (Venezuela) la gente va en rollers (patines con ruedas en línea) a la Misa de Gallo o que en Irlanda se le deja a “Santa” budines preparados con cerveza Guiness.
Las páginas me llevaron a telas de araña en los árboles de Navidad Ucranianos, faroles gigantes en Filipinas, un demonio que se llama Krampus que anda vagando por las calles de Austria y que los japoneses comen pollo frito de KFC como cena de Nochebuena.
En algún momento me pregunté qué tan exacta sería esa información. Además de pensar en la posibilidad de viajar por el mundo para ir chequeando todos esos datos en persona, se me ocurrió buscar qué decían las páginas del mundo sobre las tradiciones navideñas de Argentina. Lo que sucedió a continuación los sorprenderá. O no.
Según la página viajejet.net, “pese a que no haya nieve ni haga frío, la mayoría de la gente suele celebrar este día en casa y con su familia”, como si por este hemisferio la gente se reuniera solo si las temperaturas fueran de 20 grados o menos.
Por otro lado bekianavidad.com afirma que “durante la Nochebuena la gente se congrega en las iglesias para celebrar la misa de medianoche después de la comida”. Definitivamente, yo no me animaría a generalizar esta actividad de manera tan tajante.
Pero eso no es todo. Para los autores de la misma nota, “la comida más tradicional es el Vitel Toné: una ensalada de patata, huevo duro y mayonesa”. ¿El Sagrado Vitel Toné una ensalada de papa? No hay derecho.
Y si ustedes creyeron que con esto ya tenían suficiente, les adelanto que todavía hay más: “la cena es de carne de cerdo, pavo, y una gran variedad de entremeses. A continuación, la mesa se cubre con dulces, sidra, cerveza, y para el consumo del jugo se espera el momento de la tostada”. Hace 10 minutos que leo atónita el sitio cunavidad.com y no logro descifrar de qué jugo y mucho menos de qué tostadas me están hablando.
Absolutviajes.com dice que “una de las tradiciones más singulares de la Navidad en Argentina son los globos, similares a los encontrados en las culturas asiáticas, estos globos de papel se iluminan desde dentro y luego son lanzados al aire creando un hermoso panorama en el cielo nocturno”. Yo no digo que no existan, pero jamás he visto uno.
En revistacarrusel.cl aseguran que el 25 de diciembre y el 6 de enero son celebraciones similares y que “en Argentina, desde hace muchos años, la Navidad se celebra en ambas fechas. De hecho, el 6 de enero tiene una relevancia familiar y social mayor que el 25 de diciembre. Tanta es la trascendencia de la fecha que hasta hay algunas tradiciones preparadas para ello. Pese a la magia, todo indica que después de la crisis económica del 2001, esta costumbre esté yendo en franca retirada”. Bueno, queridos amigos trasandinos, déjenme decirles que no. Sí, los chicos esperan a los reyes el 6 de enero (y la tradición sigue después de muchas crisis, incluso la última), pero definitivamente no puede equipararse a los preparativos y el movimiento social y familiar que tiene la Nochebuena.
En casi todas las publicaciones se habla del agobiante calor que suele hacer en diciembre en nuestro país. Ok, como Buenos Aires es la capital y realmente la temperatura en esa época puede ser asfixiante, le vamos a dar la derecha, pero con la advertencia de que nuestro país es un territorio extensísimo y desde el río Colorado hacia el sur, es muy probable que el calor no se haga presente en la noche del 24.
Según abc.com.py, “es una costumbre pedir a los niños que, con cierta anticipación, escriban una carta a Papá Noel, pidiéndole regalos. En Nochebuena, al igual que cada noche del año, los niños acostumbran tomar un baño antes de ir a la cama. Ese momento es el que los padres aprovechan para poner los regalos debajo del árbol de Navidad”. Ni siquiera sé qué decir.
En fin. La primera cosa que me queda clara es que, a partir de ahora, tomaré con pinzas cada una de las tradiciones (de Navidad o de cualquier otro acontecimiento del año) que se publiquen en los sitios web alrededor del mundo. No digo que mientan ni que inventen, pero por ahí todos hicimos lo mismo, le preguntamos a Don Google y el error se fue repitiendo.
La segunda conclusión a la que llego es que ninguna de las páginas que pueda leer en internet habla de las mejores tradiciones Argentinas al momento de reunirse en la mesa navideña: nadie dice nada sobre las enormes reuniones familiares o de que somos capaces de viajar miles de kilómetros con tal de pasar la Nochebuena en compañía de nuestros seres queridos. En ningún rincón de los más exitosos buscadores relata que somos capaces de dejar lo que sea que estemos haciendo con tal de ir a compartir un pedazo de pan dulce con un vecino y ni hablar de los enormes gestos solidarios que tienen nuestro pueblo.
No hay manera de que Google cuente que lo mejor de las mesas multitudinarias son las risas, las anécdotas y los recuerdos, que el plato puede estar flaco y el pie del árbol encontrarse vacío después de las 00, pero que nadie permitirá que haya otro que pase Navidad solo. Gritamos y nos reímos con la misma intensidad y si en la mesa somos pocos siempre encontramos la forma de ser más.
Quizás no tengamos las mejores tradiciones ni las más impactantes. Tal vez sea extraño que, aunque de este lado del mapa sea verano, la decoración sea con nieve y nunca falte el pan dulce y el turrón. Pero hay una cosa de la que sí estoy segura, la Navidad en Argentina tiene algo que no se encuentra en ningún otro lugar del planeta. No, no son las bombachas rosadas (aunque tranquilamente podrían ser), lo que tenemos los argentinos es ingenio, creatividad, fuerza y una enorme capacidad de reinventarnos.
A veces, “las fiestas” son más o menos alegres, más o menos holgadas, más o menos desprendidas, pero siempre nos encuentran listos para volver a intentarlo.
María Fernanda Rossi