El queso es uno de los lácteos más consumidos, y, en época de fiestas, es protagonista de las picadas con amigos y en familia.

Además de sus beneficios para la vida diaria, a hora pareciera tener algunos a largo plazo, o al menos así lo afirma un estudio llevado a cabo por investigadores de China y Holanda.

Los investigadores observaron durante diez años a 200 mil personas durante.

Así lograron determinar que quienes consumían pequeñas porciones de queso todos los días poseían menos riesgo de desarrollar enfermedades coronarias e infartos que aquellas personas que no consumen el lácteo o nunca lo probaron. “Las propiedades del queso en un principio se relacionan al alto nivel proteico de valor biológico. Son proteínas completas porque tienen todos los aminoácidos que se necesita”, aseguró la licenciada en Nutrición, Agustina Murcho, en diálogo con Infobae.

El queso, como otros productos lácteos, contiene altos niveles de grasas saturadas que se relacionan con niveles altos de colesterol, arteriosclerosis y otros síntomas relacionados a las propiedades negativas del lacteo.

Sin embargo, el queso también contiene beneficios potenciales, debido al calcio, y, gracias a las proteínas y la fuerte presencia del CLA, se puede relacionar al alimento con la prevención de infartos.

El estudio demostró que las personas que consumen grandes cantidades de queso tienen un 14% menos de riesgo de tener un infarto, mientras que aquellas personas que no consumen el lácteo tienen sólo un 10% menos. “La principal relación que tiene el queso con lo cardíaco se debe al ácido linoleico conjugado, conocido como CLA, que además de prevenir infartos, también es beneficioso para el cáncer de colon”, enfatizó la especialista.

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