El próximo domingo 9 de marzo, el faro del Golfo San Jorge cumple 100 años como “testigo mudo del desarrollo patagónico y centinela costero”, en un entorno natural en el que confluyen características naturales e históricas que lo hacen una destacada referencia cultural y turística.
Ubicado a 17 kilómetros del centro de la ciudad chubutense de Comodoro Rivadavia, con sus imponentes de casi 30 metros de blanquecinos ladrillos calcáreos, el faro San Jorge se eleva unos 80 metros sobre el nivel del mar gracias a su estratégico emplazamiento.
Su silueta característica lo hace único en el país. A diferencia de otros faros, cilíndricos o tubulares y pintados a rayas rojas y blancas para asegurar su visibilidad a la distancia, el San Jorge es cuadrado, muy similar al que guiaba a los barcos en el puerto antiguo de Génova, Italia -conocida como “Lanterna”- y que deslumbró a un niño conocido luego como Cristóbal Colón.
El viento patagónico envuelve al faro, que ofrece una impactante vista del “farallón”, un accidente geográfico de casi 7 metros de altura producto de la erosión, marina y lugar elegido por las aves marinas para descansar.

La historia
A comienzos de 1923, se inicia con el estudio para la construcción de un faro para reemplazar al existente en la ladera del cerro Chenque.
Como sigue pasando en la actualidad, los continuos desmoronamientos hicieran peligrar la estabilidad de esa señal lumínica. A eso se sumaba lo deficiente del alcance de su luz, que se mimetizaba con las luces del pueblo y de la explotación petrolera en la zona, complicando la navegación.
El entonces presidente Torcuato de Alvear promulgó en enero de 1924 el decreto estableciendo una reserva de 24 hectáreas de terreno en torno al cabo San Jorge. La decisión tuvo la aprobación de la Dirección General de Tierras y el apoyo de diversas empresas privadas y estatales.
A instancias de coronel Enrique Mosconi. Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) donó $ 25.000 pesos en efectivo, que representó un tercio del costo total de la obra. La empresa estatal consideró de vital importancia al faro, ante la creciente navegación de buques petroleros

La Compañía Argentina de Petróleo Astra proveyó los 160.0000 ladrillos y la cal necesaria; la Compañía Forrarrilera de Petróleo puso a disposición sus camiones y el Ferrocarril de Comodoro Rivadavia, proporcionó el traslado de los ladrillos desde Colonia Sarmiento.
El faro comenzó a operar el 9 de marzo de 1925. Su destellador era alimentado por tubos de gas acetileno que le permitían divisar a su señal desde unas 21 millas. La conexión a la energía eléctrica en 1988 redujo su alcance a 14 millas.
Su arquitectura
Sus 100 escalones interiores llevan a su balcón superior, desde donde se puede disfrutar de una vista que domina parte de la costa, la meseta y la zona norte de la ciudad de Comodoro. La cúspide del faro consta de una torre prismática color hormigón coronado por una garita negra.
Su altura es de 27 metros, cuya elevación sobre el nivel medio del mar es de 78 metros. A pesar de los avances en navegación satelital, actualmente continúa siendo una referencia buscada por los buques.
Una referencia turística
El faro San Jorge constituye un atractivo turístico visitado tanto por los patagónicos como por extranjeros. Su valor deviene de la conmovedora naturaleza que lo rodea, así como por las características culturales e históricas de su emplazamiento en la costa de Chubut.
Incorporado a los circuitos de la ciudad de Comodoro Rivadavia, desde su cúspide son visibles a simple vista los barrios Don Bosco, Restinga Alí, Caleta Córdova y parte del centro.

Las actividades por los 100 años
Para este, su primer centenario, la agencia de turismo de la Municipalidad de Comodoro Rivadavia preparó una gran fiesta para este domingo 9 de marzo.
El festejo incluye la posibilidad de ascender al Faro, cada media hora, gracias a un acuerdo especial con la Armada Argentina. Esto no ocurre desde 2016, cuando fue excluido entre los faros que la Armada abre al público.
Para las y los comodorenses es un indiscutido patrimonio de la ciudad. El entorno y la explanada que lo rodea es un punto de encuentro, lo mismo que los recorridos de caminadas por la zona de una belleza agreste y natural.
