La situación insular de extremo sur de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur (AeIAS) posiciona los problemas logísticos y tarifarios en el centro de la actividad económica local. Todas las actividades económicas al interior de la Provincia están atravesadas por esta situación particular: desde los comerciantes, que en su mayoría dependen de productos importados del continente para subsistir, hasta las grandes fábricas, que trasladan toneladas de insumos y mercaderías por día.
Las mercaderías en Tierra del Fuego requieren de alta movilidad. Entran y salen productos con altísima frecuencia. En general, se importan gran cantidad de productos de la más amplia variedad, los cuales provienen en su gran mayoría del territorio continental argentino; por otra parte, la Provincia exporta mercaderías que se dirigen hacia las grandes metrópolis de nuestro país, en especial, y desde hace varias décadas, se trata de bienes de manufactura derivados de los incentivos que proporciona el Sub-Régimen de Promoción Industrial vinculado a la Ley 19.640.
Los medios de traslado de mercadería son tres: el aéreo, mucho más caro que los otros y el de menor frecuencia; el terrestre, frecuentemente utilizado por empresas por su flexibilidad relativa en términos de frecuencias de viajes; y el marítimo, el de mayor capacidad en términos de traslado de mercadería y de menores costos por unidad, pero de grandes rigideces en torno a las frecuencias de transporte y escala mínima a transportar. La condición insular de Tierra del Fuego, adicionalmente, propone una fuerte interacción *natural* con el territorio marítimo, dado que es la única forma de comunicación directa, en términos de transporte de mercadería, que la Isla dispone.
Curiosamente, las tasas portuarias de Tierra del Fuego son las más altas del País, incrementando notoriamente los costos de transporte desde y hacia la Isla. Un caso extremo puede observarse en el almacenaje portuario: en Buenos Aires el costo de servicio de carga de importación/exportación cuesta, según cuadros tarifarios publicados actualmente, U$S 4 por día por tonelada. En el Puerto de Ushuaia el costo por la misma cantidad diaria asciente a U$S 8.
Estas distorsiones de precios generan escenarios no deseados, como la necesidad de recurrir a otros medios de mayor complejidad, que necesariamente pagan tasas adicionales por el obligado cruce de fronteras que tienen que realizar al pasar a territorio chileno y volver a ingresar al argentino.
Es interesante reflexionar acerca de los mecanismos que favorecen o limitan el comercio, como las tasas portuarias, dado que en el marco de una situación logística de alta complejidad, de sobreprecios comerciales traccionados por contextos inflacionarios y de competencia de productos externos frente a los nacionales, es justo esperar, a la inversa de nuestra situación actual, los aranceles portuarios más bajos del país y no a la inversa.
GEES-TDF
Grupo de especialistas en economía y sociedad de Tierra del Fuego