La historia de Río Grande no se ajusta a estos primeros cien años después de su creación como Colonia Agrícola por parte del Poder Ejecutivo Nacional el 21 de julio de 1921, el recorrido se inicia miles de años antes con la llegada de los primeros pobladores de la estepa fueguina en las cercanías de lo que denominaron “Hurr”. Sus rastros arqueológicos siguen siendo parte del estudio de científicos interesados por el pasado que habita en los restos líticos diseminados en las márgenes del río Grande. 

Los miembros de la comunidad indígena que hoy siguen caminando por las calles de la ciudad recuerdan que por esos tiempos solo estaban ellos además de los guanacos y los pájaros, no había ovejas, ni alambrados. No les hacía falta la escritura, todo quedaba guardados en sus retinas y lo fueron transmitiendo de generación en generación.

Con la consolidación del Estado, la búsqueda de nuevas tierras productivas y la necesidad de fortalecer las fronteras con el país vecino, es que llegan a nuestras praderas los salesianos de Don Bosco quienes de la mano de monseñor Fagnano levantaron más de una vez esa Misión que pretendía alojar a los selk’nams que eran empujados por la instalación de las grandes unidades productivas que son las estancias, primer motor del desarrollo económico de la región. La competencia entre las ovejas, el guanaco y la subsistencia tendrá un saldo negativo para hombres y mujeres que sucumbieron a pestes, balas y el alcohol.

Y si bien todo empezó en la margen sur del río, poco a poco el germen fue creciendo, los trabajadores golondrina fueron asentándose de forma permanente, luego se desarrollaron otras actividades comerciales, hoteleras o el transporte con la instalación del servicio de boteros que unían las márgenes sin necesidad de ir hasta el puente colgante que estaba alejado y era la otra vía para cruzar el río. Ariela camina por el CAP y se enorgullece de haber cruzado en apenas 6 minutos desde el muelle hasta la punta Triviño.

Río Grande crecía y crecía, primero el petróleo y el gas, luego las industrias a la sombra de la ley 19640. La ciudad modificaba su fisonomía con rapidez, se desarrollaba el deporte, la cultura, la prensa escrita y la política cada vez que se podía participar. Durante la larga noche de la dictadura cívico militar cobró protagonismo alojando miles de soldados, primero en 1978 y luego en el ’82 durante de la Guerra de Malvinas. Hoy la ciudad recuerda a sus héroes en la Vigilia más importante del país y acompaña y ayuda a los Veteranos a cargar esa mochila de mantener presente la memoria. 

Los últimos 40 años de vida democrática son testigos del crecimiento de la ciudad, con aciertos y errores buscando satisfacer las necesidades de nacidos y criados y de los riograndenses que nacieron en otras partes del país y del mundo. 

Río Grande, a 100 años de su fundación es una ciudad que recibe y da cobijo a quienes llegan en búsqueda de sus sueños. Gente joven que se enamora de esta ciudad que poco pide y siempre da. 

“Pueblo de Río Grande” sintetiza las historias de hombres y mujeres que hacen de la ciudad su destino y el lugar para ser felices. Con la memoria de los selk’nam, la esperanza de los primeros migrantes, el esfuerzo de quienes trabajan día a día y el sacrificio y la memoria de los que recuerdan a sus compañeros en el campo de batalla. Una historia que nos emociona y desafía a pensar una ciudad que sintamos propia y para siempre.

Esteban Rodríguez

EL ROMPEHIELOS
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