De acuerdo con un informe de la FAO, los hogares liderados por mujeres sufren un 8% más de pérdida de ingresos debido al estrés por calor y un 3% más por inundaciones en comparación a los hogares liderados por hombres.
El cambio climático perjudica en mayor medida a las mujeres rurales, las personas que viven en la pobreza y las poblaciones de mayor edad. Esto se debe en gran parte a una menor capacidad de reacción y adaptación ante fenómenos meteorológicos extremos, según el informe Unjust Climate de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).
Los hogares liderados por mujeres sufren un 8 % más de pérdida de ingresos debido al estrés por calor y un 3 % más por inundaciones en comparación con los hogares encabezados por hombres. Estas cifras se traducen en una disminución per cápita anual de 83 dólares por estrés térmico y 35 dólares por inundaciones, sumando un total de 37.000 millones de dólares y 16.000 millones de dólares, respectivamente, en todos los países de bajos y medianos ingresos, según un comunicado de la FAO.
Asimismo, la imposibilidad de adaptarse y afrontar el cambio climático se debe a barreras como el acceso a recursos, servicios y oportunidades de empleo. Por ejemplo, las normas y políticas discriminatorias imponen a las mujeres una carga desproporcionada en materia de cuidados y responsabilidades domésticas, limitan sus derechos a la tierra, les impiden tomar decisiones sobre su trabajo y obstaculizan su acceso a la información, las finanzas, la tecnología y otros servicios esenciales.
Ritu Bharadwaj, investigadora del Instituto Internacional de Medio Ambiente y Desarrollo, que no participó en el informe de la FAO, pero que ha estudiado los efectos del género y el clima, afirmó a The New York Times: «Las mujeres y las niñas se ven afectadas de forma desproporcionada por las catástrofes relacionadas con el clima, no sólo por las disparidades socioeconómicas, sino también por las arraigadas normas culturales y la falta de acceso a los recursos y a los procesos de toma de decisiones«.
El estudio se realizó analizando datos socioeconómicos de más de 100.000 hogares rurales (que representan a más de 950 millones de personas) en 24 países de ingresos bajos y medianos. Esta información se integró con 70 años de datos diarios georreferenciados de precipitación y temperatura.
El informe subraya la invisibilidad de la población rural en los planes climáticos nacionales. Solo el 6 % de las acciones climáticas propuestas mencionan a las mujeres, el 2% a los jóvenes, y menos del 1 % a las personas en situación de pobreza.
Qu Dongyu, CEO de la FAO, afirmó en el comunicado de la organización: »Las diferencias sociales basadas en la ubicación, la riqueza, el género y la edad tienen un impacto poderoso, aunque poco comprendido, en la vulnerabilidad de la población rural a los impactos de la crisis climática. Estos hallazgos resaltan la necesidad urgente de dedicar sustancialmente más recursos financieros y atención política a las cuestiones de inclusión y resiliencia en las acciones climáticas globales y nacionales».
Lauren Phillips, subdirectora de transformación rural inclusiva e igualdad de género de la FAO y coautora del informe, dijo a The Guardian que los Gobiernos no estaban teniendo en cuenta los factores que ponen en desventaja a las mujeres y que la ayuda climática no estaba dirigida para que abordara la brecha de género. «Esta brecha de género puede tener un impacto muy dramático en el crecimiento del PIB. Podríamos aumentar el PIB en un 1% a nivel mundial si pudiéramos reducir la inseguridad alimentaria de 45 millones de personas, centrándonos en las mujeres», afirmó al medio inglés.
Fuente: RED/ACCIÓN