Hoy, 11 de octubre, celebramos el Día de la Patagonia, una fecha que va más allá de la historia oficial y las leyes. Para quienes vivimos en este rincón del mundo, es una oportunidad de reconocer que habitar la Patagonia es mucho más que un dato geográfico: es una decisión de vida.

Elegir la Patagonia es elegir sus paisajes, sus cielos inmensos y sus vientos que, lejos de intimidar, nos envuelven en una sensación de libertad que acá sentimos más fuerte. Es aceptar el desafío de convivir con la naturaleza en estado puro, donde los días no están regidos por el ruido urbano, sino por el ritmo del viento, y de los atardeceres interminables.

Vivir en la Patagonia es vivir la inmensidad. No es solo ver el horizonte, sino sentirlo. Es esa conexión íntima con la tierra, con sus cañadones, con la fauna que deambula libre por estos paisajes agrestes. Cada día nos recuerda que acá, todo tiene su propio tiempo y su propio espacio.

No es un lugar fácil, pero es precisamente esa rudeza la que forja lazos fuertes entre quienes decidimos quedarnos. Entre los habitantes de este sur, hay algo que nos une: el amor por esta tierra que nos desafía y nos regala momentos de paz que no se encuentran en otros sitios.

Hoy se recuerda la Ley 954, que un 11 de octubre de 1955 nos recordó la importancia de estas tierras en la identidad argentina, reconociendo a la Patagonia como un territorio con una historia y cultura propias.

En una fecha como la de hoy, las estrofas de“Habitante Austral” de Juane Braccalenti, nos conecta con la escencia de este día. Con su música, Juane nos recuerda que ser patagónico es mucho más que vivir acá: “Los que vivimos acá, construyamos en fraternidad. Llegados, nacidos, criados… todos somos Patagonia Austral”

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