En el sureste chino, precisamente en la provincia de Cantón (lugar con una minoría africana fuerte), las autoridades de salud del lugar han sido acusadas de perseguir a la población negra.

Las denuncias incluyen desalojos forzosos de propiedades, sometimientos a múltiples pruebas de covid-19 sin que les den a conocer el resultado y hasta la prohibición de entrar a algunos negocios. Tal es así, que la cadena de hamburgueserías más grande del mundo, McDonald’s ha pedido disculpas después de que en uno de sus restaurantes en Cantón se les negara el ingreso a personas de raza negra.

Esto generó que las relaciones diplomáticas entre China y los países africanos, históricamente fructífera, haya entrado de forma inesperada en una fase de tensión sin precedentes.

El sábado, el ex primer ministro de Chad y presidente de la Comisión de la Unión Africana, Moussa Faki Mahamat, convocó al representante chino en dicha organización, Liu Yuxi, para comunicarle “nuestra extrema preocupación” por lo que está sucediendo y pedir “medidas correctivas inmediatas”. Naciones como Kenia, Uganda, Nigeria, Sierra Leona o Ghana también escribieron por separado a Pekín o convocaron al embajador chino en su país para preguntarle qué medidas se están tomando para proteger a los inmigrantes africanos presentes en el gigante asiático.

Por su parte, el Gobierno chino ha negado dichos sucesos. En la rueda de prensa diaria del Ministerio de Exteriores en Pekín, Zhao Lijian, su portavoz ha asegurado que “tratamos a todos los extranjeros en China por igual, y rechazamos la discriminación. Los amigos africanos pueden contar con tener una recepción justa, cordial y amistosa en China”.

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