La antropóloga María Pía Falchi, investigadora del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL), explica a qué se llama arte rupestre, cuáles son sus manifestaciones estéticas y cómo se preserva.
María Pía Falchi es licenciada en Ciencias Antropológicas con especialización en Arqueología (UBA) e investigadora del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL), a cargo del Programa de Documentación y Preservación de Arte Rupestre Argentino (DOPRARA). Forma parte del equipo del Registro Nacional de yacimientos, colecciones y objetos arqueológicos (RENYCOA) y se desempeña como docente en la Universidad Nacional de las Artes.
Su especialidad es el arte rupestre y toda forma de manifestación estética. A lo largo de su carrera realizó trabajos de campo en las provincias de Jujuy, Catamarca, Salta, La Rioja, San Juan y La Pampa. Sus trabajos de investigación fueron publicados en revistas nacionales e internacionales, dando cuenta del arte rupestre, su función social y su relación con el resto de las evidencias del pasado. Realizó aportes en el campo de la gestión del patrimonio cultural, especialmente en interpretación de patrimonio y puesta en valor de sitios arqueológicos con arte rupestre.
-¿A qué se llama arte rupestre?
-A lo largo del tiempo las actividades realizadas por los seres humanos dejan rastros, a través de sus restos materiales la arqueología reconstruye sus modos de vida.
El arte rupestre es una de las evidencias que han dejado los grupos del pasado. Se denomina arte rupestre, a las imágenes pintadas o grabadas representadas sobre superficies rocosas. Los geoglifos, son imágenes de mayor tamaño que también se consideran arte rupestre. No es casualidad que estas imágenes hayan sido plasmadas en rocas. La piedra es uno de los materiales más perdurables, por ello es un símbolo universal de lo inmutable y ancestral.
-¿Puede considerarse a esta forma de expresión una manera de comunicarse?
-Es muy importante comprender que el arte rupestre no es arte, no decora en el sentido decorativo actual, es un sistema de comunicación. Es una expresión plástica que brinda información sobre aspectos simbólicos y estéticos de las sociedades en diferentes momentos del pasado.
Como todo vestigio arqueológico debe entenderse en su contexto, es decir, acompañado de otras evidencias arqueológicas que completen y enriquezcan la información. Por este motivo, para ser comprendido en su contexto histórico y social, necesita un estudio de especialistas.
Personaje ataviado con tocado de plumas. Pinturas Salta. Imagen: Archivo DOPRARA
-¿En qué zonas de nuestro país se encontraron manifestaciones y de qué época datan?
-En Argentina se conocen más de 3000 sitios con arte rupestre. Se encuentran manifestaciones de arte rupestre en casi todas las provincias de nuestro país. Por ejemplo, las primeras pinturas de la Cueva de las Manos se realizaron hace alrededor de 9300 años. Pero lo más notable es que en ese lugar continuó esta práctica a lo largo de 7000 años.
En el Noroeste argentino hay sitios arqueológicos tan antiguos como en Patagonia, por ejemplo en la Puna de Jujuy y de Catamarca. Sin embargo, también tenemos manifestaciones rupestres de fines del XIX y principios del siglo XX, como los grabados dejados por los arrieros de ganado en Ischigualasto, San Juan y en otras provincias cordilleranas.
-¿Se pueden diferenciar distintas técnicas?
-En nuestro país encontramos pinturas y grabados. Los grabados rupestres, también llamados petroglifos, son dibujos labrados en la roca. La técnica consiste en grabar la superficie rocosa a través del abradido, picado o inciso. Siempre se utiliza otro material más duro para grabar (puede ser otra roca).
Las pinturas rupestres, llamadas también pictografías, se realizan aplicando pintura sobre la roca con los dedos, pincel o hisopo, o arrojándola desde la boca. Las pinturas se preparaban con pigmentos minerales (por ejemplo óxidos de hierro), vegetales o carbón, a los cuales se le agregaban agua, grasa o algún otro elemento aglutinante.
Grabados Rupestres. La Rioja. Imagen: Archivo DOPRARA
-¿Qué se quería expresar a través de ellas?
-El arte rupestre es un fenómeno universal. En cada momento y lugar cumplió una función específica y transmitió un mensaje determinado. En la actualidad no accedemos a los significados del pasado, no obstante nos aproximamos a la comprensión de estas imágenes a través de sus técnicas, su estilo, y de aquello que es representado. Un aspecto de singular relevancia es la ubicación del arte en el espacio, su visibilidad (o su ocultamiento) pueden estar indicando su función (como aviso de territorialidad, marcador de rutas, conmemoración de hechos reales o míticos, o símbolos sagrados, etc.).
¿Por qué fue posible su preservación a lo largo del tiempo?
– Sabemos que debe haber habido mucho más arte rupestre del que conocemos en la actualidad. Lo que se ha conservado hasta nuestros días es lo que perdurado en condiciones climáticas y de ubicación óptimas.
Se trata de un recurso no renovable, cada vez que se pierde un sitio arqueológico, se pierde un poco de nuestro pasado. Por este motivo es tan importante educar y concientizar respecto de su valor y la necesidad de su preservación.
¿Cuáles son los objetivos del Programa de Documentación y preservación de arte rupestre argentino del INAPL?
-El objetivo principal del DOPRARA es la producción de conocimientos sobre el arte rupestre a partir de su documentación y registro, creando una base de imágenes. Los valores que sustentan la producción científica y cultural de este programa apuntan a concientizar y asesorar sobre los mecanismos de protección del patrimonio cultural para rescatar y fortalecer la memoria colectiva de nuestra identidad cultural, tomando en cuenta la diversidad y el respeto por el pluralismo cultural y étnico.
También se busca participar y asesorar en propuestas de desarrollo sociocultural regional y en la elaboración de planes de manejo de turismo sostenible, capacitando y difundiendo la importancia del arte rupestre. Asimismo se promueve la participación en la conformación de redes de información cultural.
Relevamiento Fotográfico. Imagen: Archivo DOPRARA
-¿Cuáles son los pasos que llevan a concretar los objetivos?
-Documentar con metodología científica; evaluar su estado de conservación, a partir de la consideración de los factores de deterioro, tanto naturales como provocados por las personas, que las afectan; integrar las representaciones con las otras líneas de evidencia arqueológica a fin de comprender su contexto y así profundizar en los roles adoptadas por las mismas en el pasado; crear una base de imágenes que permita monitorear su estado de preservación a lo largo del tiempo; proponer medidas de amortiguación en aquellos sitios que se evalúen que se encuentren más expuestos al deterioro; avanzar en la divulgación del patrimonio arqueológico del área y en particular del arte rupestre, a partir de la realización de talleres, charlas, folletos, etc.; colaborar en el armado de planes de manejo adecuados, mediante una gestión coparticipativa con los otros actores involucrados, tales como pobladores locales, autoridades municipales y provinciales, etc.
-¿Existen leyes que protejan los sitios arqueológicos?
-La Ley Nacional Nº 25.743/03 protege el patrimonio arqueológico y paleontológico, además cada provincia tiene leyes específicas. Por esta razón, acciones como dañar un sitio arqueológico, llevarse material “de recuerdo” o hacer grafitis sobre el arte rupestre constituyen delitos.
A manera de conclusión María Pía Falchi dice:
“El arte rupestre forma parte del patrimonio cultural de todos los argentinos. Contribuye a comprender la prehistoria, y a veces la historia, de nuestro país porque es el testimonio más visible de quienes vivieron en nuestro territorio en el pasado. Todos somos herederos de este patrimonio y es nuestra tarea conservarlo. Los vestigios arqueológicos que nos quedan son la última oportunidad de comprender los modos de vida de las antiguas comunidades. Cuando visitamos un sitio arqueológico se deben respetar las sendas de circulación y las indicaciones de los guías o cuidadores. Las representaciones son muy frágiles, por eso no se las debe tocar.”
Fuente: Ministerio de Cultura de la Nación