El espectáculo de dos mujeres jóvenes que amamantaban a sus hijos la sonrojó y la obligó a apartar el rostro. En toda su vida no había visto una indecencia como aquélla. Lo peor era, en lugar de ignorarlo delicadamente, Bernard no cesaba de formular comentarios sobre aquella repugnante escena vivípara.

 

fragmento de UN MUNDO FELIZ de Aldous HUXLEY, 1932.

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