James Crowley, reconocido cantante y guitarrista de heavy metal, nació el 6 de Enero de 1979 en la ciudad de Río Grande, Tierra Del Fuego, en una noche tormentosa en la que el viento sacudía con especial furia las matas y los coirones. Crowley es considerado por muchos como el riograndense de mayor proyección en la escena del metal nacional y sudamericano. Hasta el día de hoy, la historia de su éxito estaba rodeada de misterio. Acompáñenme en este breve recorrido por los puntos álgidos de su vida.
Desde su más tierna infancia la música acompañó su desarrollo. Su madre decía que de niño sentía demasiadas ganas de gritar y de destruir cosas; sólo la música clásica o el pop de los 80’s podían calmarlo.
A la edad de 8 años comenzó a tomar clases de guitarra con un anciano chino, tuerto de un ojo, que le pegaba con una varilla de sauce llorón si sus dedos intentaban tocar algún riff rockero. Duró cinco lecciones con el oriental; luego, continuó experimentando de manera autodidáctica.
Cuando llegó a los 9 años ocurrió la conversión: una tarde de primavera se encontraba escuchando el tema “Déjalo entrar”, de la agrupación Festilindo y su hermano mayor, con los dientes apretados y asqueado de las voces aniñadas, apareció en su cuarto, tomó el cassette, lo arrojó por la ventana y colocó en la radio de plástico con doble casetera Philco (propiedad de la familia) la cinta “Clamando Venganza” de Judas Priest. Los ojos del joven James se enrojecieron al ver a su pastor alemán destrozar de un mordisco su apreciada música infantil, pero su expresión de tristeza fue cambiando por una de asombro y perpleja felicidad, a medida que la voz de Halford le mostraba poderosos registros vocales que nunca había imaginado, las guitarras endiabladas se apuñalaban entre sí, y la base rítmica, sólida y monstruosa, le sacudía el cráneo. Desde ese momento, nada volvió a ser igual.
A los 15 años, todavía casto, en complicidad con amigos del secundario, se alejó de las almas más alegres para abrazar su propia oscuridad y formar su primera banda: Neocracia. Se reunían a hacer ruido, soñando con emular los sonidos de Metallica, Iron Maiden y Hermética, en una casilla precaria que compartían con otras bandas del palo. Beber vino en caja era la única manera de mantener los dedos vivos en el duro invierno fueguino. A fines de 1996 editaron un demo llamado De piratas y esclavos. La banda duró poco tiempo en la Tierra Del Fuego, debido a que al finalizar el secundario, nuestro muchacho se fue a estudiar a La Plata, pero Neocracia continuó en la capital de Buenos Aires. Unos años después llegaría a su fin, y cada integrante se dedicaría a buscar su propio y retorcido destino.
A principios del 2000, influenciado por las frescas corrientes europeas del doom-metal atmosférico, formó una nueva banda llamada Inside Dreams, con la cual editó dos demos: One More Reason y Worm’s March. Épicos fueron los ensayos en 38 y 18. La casa que los albergaba quedaba sobre un estacionamiento, y los sábados se llenaba de amigos y corrían mares de sangría y descontrol. Durante 7 años, el under platense los escuchó y los pogueó salvajemente, hasta que se separaron por razones que aún hoy son cuestionadas.
Con el cambio de siglo llegaría otra revelación: el campamento en que, vestido con un poncho rojo, con el facón de Rambo en la cintura y una guitarra criolla en su mano izquierda, intoxicado, se internó en el bosque después de salvarse milagrosamente al caer en las brasas del fogón. Nunca quiso contar toda la historia. Sólo se sabe que mientras rasgueaba la viola vio ojos de cerdos brillando entre los árboles y escuchó una especie de carancho que graznaba: “More beer”.
En el 2011, junto a Juan Bach, guitarrista y compositor, formó Terror Messiah. Con la luna llena en lo alto, aullando a los vientos nórdicos como lobos sedientos de sangre de cordero y con los cuernos llenos de hidromiel y fernet, nuestro querido James abrazó los salvajes ritmos del black-metal, el viking-metal y el deth-metal melódico, para mesturarlos con el patagonian-thrash-ripio-metal de sus comienzos, que nunca abandonó del todo. En esos años felices editaron Music For Bones (Ep), The First Day or the rest of the end (Lp), y Reborn (Lp). En el 2015 la banda decidió separarse sin escándalos, como auténticos hermanos del metal.
Paralelamente, James Crowley participó de decenas de proyectos. En el 2013, también con Mr. Bach, y en compañía de Marcelo Castro (baterista de ANIMAL), formaron Lux Mortem, un proyecto que duró poco tiempo pero dejó como valioso registro el disco The World is in your mind. El mismo año, nuestro inquieto e incansable ídolo armó una banda llamada Borderline, que luego cambiaría de nombre y sería conocida como Nebularium, con la que grabaron Circle of pain (Ep). 2017 fue el último año de esta brutal aventura.
En el 2015 entró en Climatic Terra, una banda del sur de Santa María de los Buenos Aires, para hacerse cargo de las voces. La ciudad de la furia lo recibió con brazos abiertos que lucían muñequeras con tachas. Junto a Climatic Terra llegó la profesionalización y el éxito ansiosamente buscado en toda una vida de esfuerzo, distorsión y manos que se alzan para hacer diabólicos cuernitos metaleros; el reconocimiento, los viajes recorriendo la Argentina profunda, el Brasil y el Uruguay, y –lo más importantes, dirán los machistas amantes de las motos– el amor de muchas mujeres tatuadas que disfrutan de vestirse con cuero y latex más de lo que el Opus Dei recomienda. La banda lleva editados tres álbumes: Earth Pollution, Entity y Prototype (este último grabado y compuesto por Crowley y Bach). Han compartido escenario con grupos de primera línea como Plan 4 o los canadienses Kataklysm. En la actualidad se encuentran grabando su nuevo material y en Diciembre volverán a girar por Brasil. El próximo año tienen planes de ir a tocar a Colombia.
Esperemos que la tierra fueguina que vio nacer a James Crowley, algún día pueda tenerlo de vuelta en sus modestos escenarios.
Amado por muchos, odiado por los frustrados de siempre, este es nuestro músico, el gran James Crowley. Desde el sur del mundo te saludamos, hermano, y sabemos que seguirás como siempre, viviendo y peleando desde la pasión, desde tu primera y última trinchera: el metal.
Fede Rodríguez
Fotos a color: Harley Quinn Ph